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La luz de la investigación. 

Cómo enfermas/os de la primera ola, desde mayo de 2020, empezamos a comprobar que no todo se termina después del contagio, tras la fase aguda de la enfermedad. 


En todo este camino comprendimos que se necesitaba incrementar el conocimiento de esta enfermedad. Por ese motivo, iniciamos una investigación sobre reservorios virales en tejidos, basándonos en los Coronavirus  animales en los cuales hay evidencia de  reservorios a nivel intestinal y otros órganos, en macrófagos tisulares. 


Los resultados preliminares obtenidos fueron positivos (Pre-print https://www.researchsquare.com/article/rs-1379777/v1#comments) y se alinean a las investigaciones internacionales, cada vez más numerosas en esta línea, de persistencia viral como causa etiológica de la  Long Covid.

Sars-Cov-2

Los tejidos con más posibilidad de infección por el SARS-CoV-2 dada su alta expresión de ACE2 son el respiratorio, gastrointestinal, urinario y nervioso. Pero la gran  capacidad de infección celular del CoV-2 se basa en la escisión de la espícula S gracias a la furina, lo que confiere capacidad para penetrar en la célula e invadir casi cualquier tejido del organismo en el que se encuentre. De ahí derivan las más de 50 patologías que provoca a largo plazo.


Nuestra hipótesis estuvo,desde el inicio,en los posibles reservorios de CoV2 en tejido pulmonar, gastrointestinal, urinario y nervioso, que ante una disminución del control inmunitario podrían reactivarse y dar de nuevo una presentación clínica cursando en brotes. 

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