Long Covid-19 y sus enfermas/os sin derechos.
Long Covid-19 y sus enfermas/os sin derechos.
Durante todo este tiempo viviendo con Covid-19, he hablado y escrito mucho sobre la importancia de las palabras y su uso cotidiano, sobre el poder del lenguaje y sobre la fuerza del mensaje.
Es curioso cuán ligadas las ‘letras’ y las ‘ciencias’ están, a pesar de ese empeño reiterado en separar a quienes estudian ‘por una rama o por otra’; hasta el punto de considerar que al escoger asignaturas-y carreras-distintas no puede haber entendimiento y aún menos complicidad entre quienes profesan amor por la filosofía, el latín o el arte o quienes tienen pasión por la biología, las matemáticas o la física.
Lo que muchas/os parecen desconocer y/u olvidar es que los ‘cerebros’ no son irreconciliables por considerar más excitante un polinomio que una oración yuxtapuesta o más admirable un capitel corintio que el nacimiento de un río.
Llevadas/os por esta lógica ilógica de restar en lugar de sumar y de dividir en lugar de multiplicar, se ha optado por una total ausencia de coordinación entre el fondo y la forma a la hora de informar.
Y así, miles de personas llevamos dos años y medio viviendo enfermas/os de Covid-19, asistiendo a la disparatada transmisión de mensajes enmarañados cuyo continente no se distingue de su contenido, por parte de los medios más manipulados y desacertados que nunca.
Long Covid-19 no es sino algo de lo que se sigue hablando poco y mal.
Se ha eludido y -se elude-hablar de Covid-19 en presente porque todo se reduce al momento del contagio, de la infección.
Negar la cronicidad de la enfermedad que nos sacude y nos niega disfrutar de muchos aspectos del vivir, nos sumerge en un oscurantismo deliberado y pernicioso.
No hay tiempos pasados en Covid-19; nada ha terminado.
No tuvimos Covid-19; tenemos Covid-19.
No hemos vuelto a tener o infectarnos de Covid-19; nos reinfectamos o volvemos a contagiarnos de Sars-Cov-2 porque Covid-19 es presente, continúa, dura.
Habla como sientes; ¿Estás enferma/o, sigues enferma/o? Entonces no la tuviste, la tienes.
No hay más. Esta es Long Covid-19.
Vivir con Long Covid-19, representa (en presente) el estado más alto de crueldad al que puede llegar una enfermedad.
A la incapacidad para realizar cualquier acción cotidiana y simple, se une la vulneración del derecho de toda persona a cuidarse y ser cuidada obligándola a trabajar enferma/o además de la ausencia de acompañamiento y protección por parte de un sistema de salud.
Mundo laboral
¿Se está vulnerando un derecho prioritario de la persona trabajadora, al no permitirle su falta de asistencia al trabajo por cuestión de enfermedad?
La respuesta es diáfana: sí.
El estatuto de las/os trabajadoras/es habla de los derechos a la integridad física, al trabajo y a la protección de la salud.
¿Somos las/os enfermas/os de Long Covid-19, trabajadoras/es? Sí.
¿Por qué no nos asisten esos derechos entonces?
¿Quién protege del miedo a perder el trabajo, bien por estar de baja, por las ausencias por citas médicas o porque la capacidad para desarrollar el trabajo se ha visto mermada debido a la misma?
¿Quién ampara a quiénes despedidas/os no saben cómo comerán?
Sin tratamientos y arrastrándonos hasta el lugar de trabajo, cruzando los dedos para poder levantarnos al día siguiente para volver del ‘tajo’ a la cama…. ¿Con qué autoridad moral el sistema de salud y el INSS nos reta en lugar de compensarnos por el desasistimiento?
No sólo sobrevivimos al momento del contagio, no sólo sobrevivimos a la infección aguda…. seguimos sobreviviendo.
Acostumbradas/os (no resignadas/os) a malvivir con dolor y limitaciones durante 2 años y medio, somos las/os enfermas/os sin derechos, sin descanso y sin reparación.
Y es que Long Covid-19, no sale en los libros.